Té negro de invierno o té de Navidad
El origen de la mezcla de té negro de invierno es incierta. Se sabe que el té negro fue importando a Reino Unido a finales del siglo XVIII. Su popularización en el resto de Europa fue relativamente rápida. Teniendo en cuenta que Inglaterra tenía el monopolio de exportación al tener acuerdos de comercio con China. Es muy probable que en los climas fríos de centro Europa fuera dónde se empezó a hacer esta mezcla de té de invierno.
Especias como el cardamomo y el clavo eran ya bien conocidas y también muy apreciadas por sus propiedades curativas y su aporte de nutrientes. No es extraño pues que estas dos especias se incorporaran rápidamente a una mezcla de té tan reconfortante en invierno como esta. Las almendras por su parte era una producción sostenible localmente y también aportaba un extra de energía a quienes la consumían.
El extra de vitaminas a esta infusión de invierno la aportaban las cáscaras de naranja. Si bien la naranja no es un cultivo muy extendido en centro Europa si es cierto que en aquella época España, bajo la corona de los Austrias gobernaba medio continente. De hecho existe varias tradiciones antiguas que ligan la llegada de la naranjas desde España a los puertos de Holanda por ejemplo.
Una taza de té de con esta mezcla sin duda era un reconstituyente para los centro europeos que tenían que salir a trabajar en los fríos días de invierno. A día de hoy, esta mezcla se toma en muchos lugares del mundo. El peso de su origen y funcionalidad a perdido un poco su sentido. Hoy en día se toma en cualquier época del año y en todas las latitudes, por el simple hecho de disfrutar de su sabor tan particular.
Diferentes bases para esta mezcla
Esta mezcla tan conocida la puedes encontrar con diferentes tipos de té negro como base. Puedes encontrarla con té Assam que es más maltoso y fuerte. O incluso algunos realizan el té de invierno con orígenes de Sri Lanka. Para gustos colores, lo importante es disfrutar de sus aromas y beneficios.